By Lucia Alberola
¡Hola a todos!
Hoy vengo a contaros sobre mi intercambio desde España hasta Estados Unidos. Este semestre decidí hacer un cambio y venirme a estudiar a Chestnut Hill College. Está siendo una experiencia llena de desafíos, pero también de crecimiento personal y cultural que sé que nunca olvidaré.
Cuando llegué a Chestnut Hill College, me sentí como un pez fuera del agua. La primera semana fue abrumadora. No conocía a nadie y me costaba adaptarme al nuevo idioma y a las costumbres locales. Pero, como dicen, la vida comienza al final de tu zona de confort, y eso es precisamente lo que me propuse hacer.
La primera gran barrera fue el idioma. Aunque tenía un buen nivel de inglés, enfrentarme a conversaciones rápidas y acentos diferentes fue un desafío. Me sentía un poco insegura al expresarme, pero sabía que la única manera de mejorar era practicando. Afortunadamente, conocí a otros estudiantes de diferentes países que me están ayudando a superar mis dificultades lingüísticas.
Una de las cosas que más me costó al principio fue darme cuenta de que era la única estudiante internacional para este semestre en Chestnut Hill College. Fue un golpe para mí, ya que esperaba encontrar gente igual de perdida que yo con quien compartir experiencias y dificultades. Sin embargo, pronto descubrí que mi singularidad me brindaba la oportunidad de conectar más profundamente con mis compañeros estadounidenses y aprender más sobre su cultura y estilo de vida.
Los primeros días también fueron difíciles en términos de adaptación a los horarios. En España, las comidas se realizan a horas muy diferentes, y aquí en Estados Unidos, las costumbres son completamente diferentes. Por ejemplo, en España la comida es sobre las 2.00pm y aquí sobre las 12:00pm y la cena es a las 9.00 pm y aquí sobre las 5.00pm Al principio, me costó acostumbrarme a comer a horas más tempranas y a planificar mis actividades diarias de acuerdo con el horario local. Pero con el tiempo, me di cuenta de que era solo cuestión de ajustar mi reloj interno y adaptarme a la nueva rutina.
Además del cambio en los horarios, otro aspecto que me sorprendió fue la diferencia en la dinámica académica entre mi universidad en España y Chestnut Hill College. En mi universidad en España, la carga de trabajo es considerablemente menor y hay menos énfasis en las tareas y los deberes diarios, se centran más en los exámenes, nos lo jugamos todo en los finales. Aquí, en cambio, la universidad es mucho más intensiva. Casi todos los días hay asignaciones que completar y tareas que entregar, lo que me obligó a mejorar mi organización y gestión del tiempo, pero eso sí, no tengo que preocuparme tanto por mis exámenes.
Aunque al principio me sentí abrumada por la transición, con el tiempo comencé a sentirme más cómoda y segura en mi nuevo entorno. He conocido a personas maravillosas que se han convertido en amigos cercanos y que han enriquecido mi experiencia de formas que nunca imaginé. Juntos, hemos explorado Filadelfia, hemos compartido nuestras historias y tradiciones, y hemos creado recuerdos que recordaré para siempre.
Una de las cosas que más valoro de mi tiempo en Chestnut Hill College es el ambiente íntimo y acogedor de la comunidad universitaria. A diferencia de mi universidad en España, que es una ciudad en sí misma, Chestnut Hill College es mucho más pequeña y centrada en la comunidad. Aquí, no solo eres un número en una lista, sino que te conocen por tu nombre y te sientes parte de algo más grande que tú mismo. Acabas conociendo a prácticamente todo el mundo, desde tus compañeros de clase hasta los profesores y el personal administrativo, lo que crea un sentido de pertenencia y camaradería que es verdaderamente especial. En España las clases suelen ser de entre 40 y 60 estudiantes, mientras que aquí apenas rondamos los 15.
A pesar de los desafíos iniciales, estoy agradecida por haber tenido la oportunidad de vivir esta experiencia única. Me ha enseñado a ser más valiente, más adaptable y más abierto a nuevas experiencias y culturas. Ha ampliado mi perspectiva del mundo y me ha dado la confianza para enfrentar cualquier desafío que se presente en el futuro. Antes de venir aquí prefería quedarme en mi habitación antes que salir a explorar el lugar por mí misma, pero aquí me di cuenta de que si nadie me acompaña voy yo sola.
En conclusión, mi semestre en Chestnut Hill College esta siendo una aventura inolvidable llena de altibajos, pero también de crecimiento y aprendizaje. Aunque al principio puede resultar difícil, cada obstáculo me acerca un paso más a convertirme en la mejor versión de mí misma. Y por eso, estoy agradecida por cada momento, por cada desafío y por cada nueva amistad que ha surgido en el camino.